Ejemplos de asociacionismo en psicología
El asociacionismo es la teoría según la cual la mente contiene una variedad de elementos, como ideas y sensaciones, que se organizan mediante asociaciones físicas o mentales. Planteada por primera vez por Platón, esta idea fue ampliada posteriormente por Aristóteles. Por ejemplo, usted oye la palabra “verano”. Esta palabra puede evocarle recuerdos de la playa, la natación, el calor o una acampada. El asociacionismo es el concepto de que los procesos mentales se producen como resultado de lo que el individuo pueda asociar (bueno o malo) con la palabra estímulo.
Psicología funcionalista
En la filosofía de la mente, el asociacionismo comenzó como una teoría sobre cómo se combinan las ideas en la mente y se refiere a la idea de que los procesos mentales (por ejemplo, el aprendizaje y el desarrollo mental) operan por la asociación de un estado con sus estados sucesores. La idea se recoge por primera vez en Platón y Aristóteles, sobre todo en relación con la sucesión de recuerdos. Estas ideas acabaron por explicar el aprendizaje en términos de estímulo y respuesta.
Los miembros de la “escuela asociacionista”, principalmente británica, entre ellos John Locke, David Hartley, David Hume, James Mill y John Stuart Mill, afirmaron que el principio se aplicaba a todos o a la mayoría de los procesos mentales, proponiendo que toda conciencia es el resultado de la combinación, de acuerdo con la ley de asociación, de ciertos elementos simples y últimos derivados de las experiencias sensoriales.
La “psicología experimental”, como la llamó David Hume (1711-1776), se ocupaba de estudiar la mente como espejo de representaciones de la naturaleza, tratando constantemente de dar sentido al mundo. Immanuel Kant (1724-1804) fue uno de los que criticaron el enfoque de Hume sobre las experiencias, afirmando que el conocimiento debe ser el resultado de una racionalidad dada por Dios o evolucionada, pero que la naturaleza de la mente hacía imposible las observaciones directas.
Teoría computacional de la mente
Los asociacionistas británicos, entre los que destacan John Locke y David Hume, defendían que este principio de asociación se aplicaba a todos los procesos mentales y que las ideas se asociaban en la mente siguiendo ciertas leyes, entre ellas la ley de continuidad y la ley de semejanza.¿Cómo se asocia este concepto a los procesos creativos? Para ello, debemos examinar la teoría asociacionista de la creatividad.
La ley de la continuidad postula que las ideas experimentadas juntas tienden a aparecer juntas en nuestra mente (por ejemplo, cuando una situación evoca algún sentimiento o el recuerdo de una persona).La ley de la similitud sostiene que los contenidos psíquicos que tienen semejanzas tienden a manifestarse juntos en nuestro pensamiento (por ejemplo, cuando una foto de alguien evoca rasgos de su personalidad).En 1962, Sarnoff Mednick publicó su teoría asociacionista del proceso creativo. Sostenía que el pensamiento creativo era el proceso por el cual elementos dispares se unen en nuevas combinaciones para hacer una propuesta útil para el individuo o la sociedad. Combinar los elementos más alejados se considera más creativo que combinar los elementos más similares.
Teoría asociacionista del aprendizaje
El asociacionismo, desarrollado principalmente por una sucesión de filósofos británicos de los siglos XVIII y XIX, anticipó de diversas maneras los avances en el campo moderno de la psicología. En su contexto empirista original, fue una reacción contra la filosofía platónica de las ideas innatas que determinaban la experiencia en lugar de derivarse de ella. En su lugar, los asociacionistas proponían que las ideas se originaban en la experiencia, entrando en la mente a través de los sentidos y experimentando ciertas operaciones asociativas.
El filósofo John Locke (1632-1704) introdujo el término “asociación de ideas” en la cuarta edición de su Ensayo sobre el entendimiento humano (1700), donde lo calificó de perjudicial para el pensamiento racional. George Berkeley (1685-1753), obispo irlandés, aplicó los principios asociacionistas a la percepción visual de la profundidad, argumentando que la capacidad de ver las cosas en tres dimensiones es el resultado del aprendizaje y no de una habilidad innata. El médico británico David Hartley (1705-1757) también se ocupó de las implicaciones biológicas del asociacionismo, formulando una teoría neurofisiológica sobre la transmisión de ideas y describiendo asimismo la actividad física en términos de asociación (un concepto que anticipó los posteriores principios del condicionamiento). Hartley también elaboró una teoría global del asociacionismo que abarcaba la memoria, la imaginación, los sueños y la moral. El filósofo escocés David Hume (1711-1776) propuso los principios de similitud y contigüidad, afirmando que las ideas similares o experimentadas simultáneamente (o en rápida sucesión) se asocian entre sí.