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Teoria de los contrarios

Cuál era la teoría de los cuatro humores

La medicina teúrgica formaba parte de la eterna lucha entre el bien y el mal y la salud era la reconciliación con los dioses. Esta dualidad caracterizaba la medicina antigua, es decir, la medicina griega posterior a la época homérica o la medicina tradicional china. En el paso a la medicina de observación debido a la Escuela de Cos el duelo entre el bien y el mal se convierte en sustrato de la nueva medicina y los equilibrios entre*opuestos representados por elementos y cualidades fueron los fundamentos del humoralismo. La fascinación por los opuestos continúa durante siglos, tanto en la medicina occidental como en la del lejano oriente: yin/yang, anticuerpo/antígeno, cAMP/cGMP, oncogén/antioncogén son ejemplos de esta atractiva teoría. Aunque los fundamentos de las observaciones biológicas y médicas son la base de las teorías de los opuestos, la tendencia es a superar la realidad y hoy representa, tras el idealismo del siglo XIX, una inconsciente reminiscencia ancestral de la filosofía y la medicina teúrgicas.

¿Cuál era la teoría de los opuestos de Galeno?

Galeno y la teoría de los opuestos

Galeno creía que los humores podían equilibrarse utilizando la teoría de los opuestos. Por ejemplo, si un paciente tenía demasiada sangre y estaba caliente y seco, podía ser tratado con pepino porque era frío y húmedo. Las ideas de Hipócrates y Galeno siguieron siendo populares en la medicina medieval.

¿Funcionó la teoría de los opuestos?

Esta creencia está alojada en la cultura popular, y. Sin embargo, aunque muchas personas están de acuerdo en que los polos opuestos se atraen, e incluso pueden poner un ejemplo de su propia vida, muchos investigadores han desmentido esta idea a lo largo de los años.

¿Por qué era tan popular la teoría de los opuestos?

Debido al énfasis en el equilibrio y en librar al cuerpo de un exceso de humor, en la Edad Media se buscaba tratar a los pacientes mediante la teoría de los opuestos y, a su vez, invertir los síntomas que se experimentaban. Por ejemplo, si una persona estaba resfriada, se le recomendaba comer un pimiento picante.

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Teoría de los opuestos plato

Pero, aunque mucha gente se apresura a aceptar que los polos opuestos se atraen, e incluso puede recurrir a un ejemplo de su propia vida, múltiples investigadores han desacreditado la idea a lo largo de los años. “La investigación es bastante clara, en realidad, en que no es cierto”, dice el psicólogo clínico Ramani Durvasula, de California, experto en relaciones tóxicas. “Las personas que comparten intereses, temperamentos y todo eso tienden a tener más probabilidades de salir con alguien”.

De hecho, diversos estudios han demostrado que los amigos y las parejas románticas tienden a compartir creencias, valores y aficiones básicas; la gente tiende a sentirse atraída o a confiar en quienes tienen rasgos físicos similares; y algunas investigaciones sugieren que las personas se decantan por otras con personalidades afines. Esencialmente, tanto investigadores como psicólogos afirman que la gente se siente atraída desde hace mucho tiempo por quienes comparten rasgos, creencias e intereses.

También hay pruebas de que los polos opuestos se repelen, sobre todo en lo que se refiere a opiniones y valores. Y en un clima social, político y cultural cada vez más dividido en países de todo el mundo, es posible que seamos aún menos propensos a enamorarnos de alguien que piensa de forma muy diferente a nosotros. Factores como las redes sociales indican que cada vez es más fácil entrar en “burbujas” de personas afines, por lo que la idea de que “los polos opuestos se atraen” está más desfasada que nunca.

Teoría hipocrática de los cuatro humores

Nuestro objetivo en este artículo es contribuir al reconocimiento del papel general de los opuestos como principio organizador de la mente humana. Apoyamos esta afirmación en relación con el razonamiento humano recogiendo pruebas de diversos estudios que demuestran que “pensar en opuestos” no sólo interviene en el pensamiento lógico formal, sino que también puede aplicarse tanto en el razonamiento deductivo como en el inductivo, así como en la resolución de problemas. También describimos los resultados de una serie de estudios que, aunque se han desarrollado dentro de distintos marcos teóricos basados en diversas metodologías, todos demuestran que dar pistas o entrenar a los razonadores para que piensen en términos de opuestos mejora su rendimiento en tareas en las que el pensamiento espontáneo puede conducir a sesgos e impasses clásicos. Puesto que todos poseemos una idea intuitiva de lo que son los opuestos, incitar a la gente a “pensar en opuestos” es algo que sin duda está al alcance de todos y, en la sección final, discutimos el potencial de esta estrategia y sugerimos posibles direcciones futuras de investigación de pruebas sistemáticas de los beneficios que podrían derivarse del uso de esta técnica en contextos más allá de los probados hasta ahora. Determinar las condiciones en las que los razonadores podrían beneficiarse también ayudará a aclarar los mecanismos subyacentes desde el punto de vista, por ejemplo, del procesamiento analítico y consciente frente al procesamiento automático e inconsciente.

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Ejemplos de la teoría de los opuestos

La unidad de los contrarios es la categoría central de la dialéctica, de la que se dice que está relacionada con la noción de no dualidad en un sentido profundo[1]. Define una situación en la que la existencia o identidad de una cosa (o situación) depende de la coexistencia de al menos dos condiciones que son opuestas entre sí, pero dependientes entre sí y que se presuponen mutuamente, dentro de un campo de tensión.

  La teoria heliocentrica

Heráclito (c. 535 – c. 475 a.C.), un pensador griego presocrático, sugirió por primera vez a Occidente la unidad de los opuestos. Hacía tiempo que los filósofos contemplaban la noción de opuestos. Anaximandro postulaba que cada elemento tenía un opuesto, o estaba conectado a un opuesto (el agua es fría, el fuego es caliente). Así pues, el mundo material estaba compuesto por un ápeiron infinito e ilimitado del que surgían los elementos (tierra, aire, fuego, agua) y los pares de opuestos (caliente/frío, húmedo/seco). Según Anaximandro, existía una guerra continua de contrarios.

Anaxímenes de Mileto, alumno y sucesor de Anaximandro, sustituyó este arco infinito e ilimitado por el aire, un elemento conocido con propiedades neutras. Según Anaxímenes, no había tanto una guerra de contrarios como un continuo cambio.

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