Zoología
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El nombre linneano también tiene dos significados: dependiendo del contexto, puede referirse a un nombre formal dado por Linneo (personalmente), como Giraffa camelopardalis Linnaeus, 1758, o un nombre formal en la nomenclatura aceptada (en oposición a un nombre de clado modernista).
En su Imperium Naturae, Linneo estableció tres reinos, a saber, Regnum Animale, Regnum Vegetabile y Regnum Lapideum. Este planteamiento, los reinos animal, vegetal y mineral, pervive hoy en día en la mente popular, sobre todo en forma de pregunta de juego de salón: “¿Es animal, vegetal o mineral?”. La obra de Linneo tuvo una enorme repercusión en la ciencia; fue indispensable como base de la nomenclatura biológica, hoy regulada por los códigos de nomenclatura. Dos de sus obras, la primera edición de las Species Plantarum (1753) para las plantas y la décima edición del Systema Naturae (1758), se aceptan como parte de los puntos de partida de la nomenclatura; sus binomios (nombres para las especies) y nombres genéricos tienen prioridad sobre los de otros[1]. Sin embargo, el impacto que tuvo en la ciencia no se debió al valor de su taxonomía.
Lectotipo
Carl Linnaeus creía que el fruto del Árbol del Conocimiento no era una manzana, sino un plátano. Llegó a esta conclusión en 1737, mientras estudiaba especímenes de plantas en Hartecamp, la finca de George Clifford, un acaudalado banquero holandés y director de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Clifford coleccionaba plantas exóticas de todo el mundo y había conseguido que una planta de plátano floreciera y diera fruto en su invernadero. La creencia de Linneo en la importancia teológica del plátano está consagrada en el nombre que le dio: Musa paradisiaca.
Hoy en día, sería difícil encontrar a alguien dispuesto a defender que el plátano es la fruta prohibida original, aunque en el siglo XVIII había muchos que se tomaban en serio estas teorías. Sin embargo, la forma en que Linneo expresó su creencia en los orígenes paradisíacos del plátano sigue firmemente arraigada en la práctica científica. Trescientos años después del nacimiento del gran naturalista sueco, científicos de todo el mundo siguen utilizando el sistema que inventó para clasificar plantas y animales.
Grupo taxonómico
Aristóteles (384-322 a.C.) fue un filósofo griego que examinó el mundo natural en busca de evidencias de un orden divino. Aristóteles ideó una ordenación jerárquica de las formas naturales, denominada “Scala Naturae” o Cadena del Ser.
Aunque su clasificación se basaba en gran medida en la morfología, Linneo reconoció una diferencia fundamental entre los organismos que podían cruzarse (dentro de una misma especie) y los que no (especies diferentes).
Su sistema de clasificación se apartó de la cadena del ser y reflejó una serie anidada de relaciones. El sistema modernizado de Linneo agrupa los organismos en: Reino, Filo, Clase, Orden, Familia, Género, Especie. Los seres humanos se clasifican en: Reino Animalia, Phylum Chordata, Clase Mammalia, Orden Primates, Familia Hominidae, Género Homo, Especie Homo sapiens.
Linneo creía en un equilibrio de la naturaleza, dentro del cual cada especie tenía su lugar. Como se pensaba que este equilibrio reflejaba un plan divino, Linneo creía originalmente que las especies no cambiarían ni se extinguirían.
Linnaeus systema naturae 10ª edición
Vivimos un periodo de agitación cultural. En todo el mundo se están arrancando de sus pedestales las estatuas de hombres emblemáticos que sostuvieron creencias racistas y cometieron injusticias raciales. El ruido sordo de los cuerpos metálicos al chocar contra el hormigón resuena en nuestros oídos, y muchos de nosotros todavía estamos lidiando con lo que significan estas reverberaciones.
Las estatuas de racistas son monumentos a la escoria de nuestra sociedad. Sin embargo, con el paso del tiempo, sus pedestales se han elevado tanto que, para algunas personas, resulta impensable que cualquier escándalo pueda justificar su retirada. Hoy, estos hombres conmemorados nos miran desde lugares elevados que no merecen; el escándalo es que la sociedad haya respetado durante tanto tiempo la inercia de su influencia corruptora.
Uno de ellos es el botánico sueco del siglo XVIII Carl Linnaeus. Él ideó la nomenclatura binomial, el omnipresente sistema que hoy se utiliza para clasificar científicamente los organismos por géneros y especies. Luego utilizó su nomenclatura para clasificar a los humanos por “variedad”, atribuyendo rasgos inherentemente positivos a los europeos de piel más clara y rasgos negativos a los africanos y asiáticos de piel más oscura, sentando así una base pseudocientífica para el racismo que persiste hoy en día. Para algunos, esta historia puede parecer eclipsada por sus elogios científicos, pero otros aún sienten la rodilla de sus ideas en el cuello.