Sistema ptolemaico
En astronomía, el modelo geocéntrico (también conocido como geocentrismo, a menudo ejemplificado específicamente por el sistema ptolemaico) es una descripción superada del Universo con la Tierra en el centro. En la mayoría de los modelos geocéntricos, el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas orbitan alrededor de la Tierra[1]. El modelo geocéntrico fue la descripción predominante del cosmos en muchas civilizaciones antiguas europeas, como las de Aristóteles en la Grecia clásica y Ptolomeo en el Egipto romano. El modelo geocéntrico de Ptolomeo fue adoptado y perfeccionado durante la Edad de Oro islámica, que los musulmanes creían correlacionada con las enseñanzas del Islam[2][3][4].
Las predicciones astronómicas del modelo geocéntrico de Ptolomeo, desarrollado en el siglo II de nuestra era, sirvieron de base para la elaboración de cartas astrológicas y astronómicas durante más de 1.500 años. El modelo geocéntrico se mantuvo hasta principios de la Edad Moderna, pero a partir de finales del siglo XVI fue sustituido gradualmente por el modelo heliocéntrico de Copérnico (1473-1543), Galileo (1564-1642) y Kepler (1571-1630). Hubo mucha resistencia a la transición entre estas dos teorías. Algunos consideraban que una teoría nueva y desconocida no podía subvertir el consenso aceptado en favor del geocentrismo.
Heliocentrismo
El movimiento moderno de la teoría geocéntrica parece haber comenzado con Walter van der Kamp (1913-1998). No está claro cuándo se convenció van der Kamp del geocentrismo, pero en 1967 difundió un artículo sobre el tema entre algunos cristianos. En él sostenía que Galileo no había refutado realmente el geocentrismo y que ninguna ciencia posterior lo había hecho tampoco. En 1968, van der Kamp publicó su manuscrito en un folleto titulado The Heart of the Matter. Le siguió otro folleto, Airy Reconsidered, en 1970. Van der Kamp pronto formó la Sociedad Tychoniana y comenzó a publicar los Boletines de la Sociedad Tychoniana.
En 1976, Gerardus Bouw, doctor en astronomía, se enteró de las actividades de Van der Kamp y rápidamente se convenció de que la Biblia enseña el geocentrismo. Ese mismo año apareció su primer artículo en los Boletines de la Sociedad Tychoniana. Bouw pronto se convirtió en el geocentrista más prominente, asumiendo finalmente el liderazgo de la Sociedad Tychónica. Más tarde, la Sociedad Tychónica pasó a llamarse Asociación de Astronomía Bíblica, y su publicación se rebautizó como El Astrónomo Bíblico. Bouw ha intentado distanciar lo que él cree de otras formas de geocentrismo, en particular las del pasado, rebautizando su versión como “geocentricidad”. Sin embargo, no veo la necesidad de ensuciar las cosas con un nuevo término cuando el antiguo es suficiente, razón por la cual me niego a utilizar el término de Bouw. Bouw ha publicado al menos dos libros sobre el geocentrismo. En los últimos años, parece que Bouw es menos activo, quizá debido a su edad. No está claro si existe un sustituto de Bouw como líder del movimiento geocéntrico.
Enfoque geocéntrico
No intentaré explicar aquí las razones y causas que produjeron la revolución espiritual del siglo XVI. Para nuestro propósito es suficiente describirla, describir la actitud mental o intelectual de la ciencia moderna.
Fue una revolución al lado de la cual la Revolución Francesa fue un juego de niños, una lucha mundial al lado de la cual las luchas de los Diadochi parecen insignificantes. Los principios se desbancaban unos a otros, los héroes intelectuales se derrocaban unos a otros con una rapidez inaudita…
El astrónomo renacentista Nicolás Copérnico, su logro científico, su impacto y la recepción de la teoría planetaria heliocéntrica ocuparon un lugar especial en las reflexiones de Thomas Kuhn sobre la ciencia, tanto históricas como filosóficas. Kuhn se refería a menudo a Copérnico como el primero de una progenie de científicos geniales; héroes modernos a los que consideraba autores de grandes cambios en la evolución epistémica.
En su clásico de epistemología histórica, La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn se refería constantemente a la astronomía copernicana como un caso perspicaz apto para ilustrar sus nociones básicas de “paradigma” y “revolución científica”.
Tolomeo
Basándose en observaciones continuas del movimiento de los planetas y en teorías anteriores de la Antigüedad clásica y del mundo islámico, Copérnico propuso un modelo de universo en el que la Tierra, los planetas y las estrellas giraban alrededor del Sol. Con ello resolvió los problemas matemáticos y las incoherencias del modelo geocéntrico clásico y sentó las bases de la astronomía moderna.
Aunque Copérnico no fue el primero en proponer un modelo de sistema solar en el que la Tierra y los planetas girasen alrededor del Sol, su modelo de universo heliocéntrico fue novedoso y oportuno. Por un lado, surgió en un momento en que los astrónomos europeos se esforzaban por resolver los problemas matemáticos y observacionales que planteaba el entonces aceptado modelo ptolemaico del universo, un modelo geocéntrico propuesto en el siglo II de nuestra era.
Además, el modelo de Ptolomeo fue el primer sistema astronómico que ofrecía una descripción completa y detallada del funcionamiento del universo. Su modelo no sólo resolvía los problemas derivados del sistema ptolemaico, sino que ofrecía una visión simplificada del universo que prescindía de los complicados mecanismos matemáticos necesarios para el funcionamiento del modelo geocéntrico. Y con el tiempo, el modelo fue ganando adeptos influyentes que contribuyeron a que se convirtiera en la convención aceptada de la astronomía.