
La teoría de la selección natural de Darwin
Junto con su colega más joven Alfred Russel Wallace, Charles Darwin proporcionó los fundamentos teóricos iniciales de la ciencia de la evolución humana tal y como se practica hoy en día. Es evidente que nadie que pretenda comprender los orígenes humanos, como ningún otro estudioso de la historia de la vida, puede ignorar nuestra deuda con estos dos hombres. Por ello, en este año del bicentenario en el que se celebra la influencia de Darwin en todos los campos de la biología, parece razonable volver la vista atrás a su relación con la paleoantropología, un campo que empezaba a tomar forma a partir de un interés anticuario más generalizado justo cuando Darwin publicaba El origen de las especies en 1859. Pero hay un problema. Charles Darwin se mostró curiosamente poco receptivo al tema de la evolución humana vista a través de los registros fósiles, hasta el punto de guardar prácticamente silencio. En 1871, él mismo señaló que su única mención a los orígenes humanos había sido un comentario desechable, en su sección final:
Teoría de la evolución darwin
A primera vista, Charles Darwin parece un revolucionario improbable. Al crecer como miembro tímido y modesto de una acaudalada familia británica, parecía, al menos para su padre, ocioso y sin rumbo. Pero ya de niño, Darwin manifestaba interés por la naturaleza. Más tarde, mientras estudiaba botánica en la Universidad de Cambridge, le ofrecieron la oportunidad de trabajar como naturalista no remunerado en el HMS Beagle, un buque de la Armada embarcado en un viaje de exploración alrededor del mundo. A lo largo de casi cinco años en el mar -durante los cuales el Beagle recorrió la costa de Sudamérica y se detuvo en lugares como Australia y, sobre todo, las islas Galápagos-, Darwin aprovechó innumerables oportunidades para observar la vida vegetal y animal y recoger especímenes vivos y fosilizados para su posterior estudio.
Cuando el Beagle regresó a Inglaterra en octubre de 1836, Darwin empezó a reflexionar sobre sus observaciones y experiencias, y en los dos años siguientes desarrolló el esquema básico de su revolucionaria teoría de la evolución por selección natural. Pero más allá de compartir sus ideas con un estrecho círculo de amigos científicos, Darwin no comunicó a nadie sus opiniones sobre el origen y el desarrollo de la vida. De hecho, no publicó su famoso libro El origen de las especies por medio de la selección natural hasta 1859, más de 20 años después de haber formulado su teoría.
Primeros humanos en Europa
Nuestra historia evolutiva está escrita en nuestro genoma. El genoma humano tiene el aspecto que tiene debido a todos los cambios genéticos que han afectado a nuestros antepasados. El origen exacto de los humanos modernos es objeto de debate desde hace mucho tiempo.
Los humanos modernos (Homo sapiens), la especie que somos, significa “hombre sabio” en latín. Nuestra especie es la única superviviente del género Homo, pero nuestro origen ha sido un tema muy debatido. Los humanos modernos se originaron en África en los últimos 200.000 años y evolucionaron a partir de su antepasado común más reciente, el Homo erectus, que significa “hombre erguido” en latín. El Homo erectus es una especie humana extinguida que vivió hace entre 1,9 millones y 135.000 años.
Históricamente, se han propuesto dos modelos clave para explicar la evolución del Homo sapiens. Se trata del modelo “fuera de África” y del modelo “multirregional”. El modelo “fuera de África” es el más aceptado en la actualidad. Propone que el Homo sapiens evolucionó en África antes de migrar por todo el mundo.
Evolución humana ai
El estudio de la evolución de la especie humana puede ayudar a comprender la violencia, la agresividad y el miedo que nos rodean hoy en día. Los humanos hemos evolucionado como seres sociales, empáticos, colaboradores y altruistas en pequeños grupos que comparten identidades comunes. Al mismo tiempo, el miedo a los extraños se ha incorporado a nuestros sistemas, lo que influye en la forma en que percibimos los acontecimientos y las personas, incluida la manera en que reaccionamos ante la afluencia de recién llegados a nuestros países. Seguimos atrapados en el “pensamiento de grupo pequeño”. La cuestión que se nos plantea hoy es cómo podemos ampliar esta mentalidad de grupo pequeño más allá de las fronteras para superar el miedo a los extraños que puede conducir a la agresión y la violencia, para cerrar la brecha de la hostilidad.
Contrariamente a lo que suele pensarse, la “supervivencia del más fuerte” de Darwin no consiste en “la supervivencia del más fuerte”. Se trata de aquellos cuyo acervo genético es capaz de adaptarse a un entorno natural cambiante y, al mismo tiempo, interactuar con genes preexistentes para dejar una descendencia mejor adaptada a su entorno. Así pues, son estos dos componentes y su interacción los que conducen a la “supervivencia del más fuerte”.