Evolución humana ai
Aunque se han sugerido hipótesis, las nuevas investigaciones siguen cambiando y afinando el panorama de la evolución de la humanidad. Esta sección del curso no pretende ofrecer una revisión completa de la investigación paleoantropológica, sino simplemente ofrecer una visión general de los hallazgos clave y esbozar las tendencias en la evolución de los homínidos. Si desea información más detallada, consulte la sección “Para profundizar” al final de esta página.
De nuevo, no todos estos rasgos se dan al mismo tiempo y hay variaciones entre las distintas especies de homínidos, pero todas estas características morfológicas se dan en la línea evolutiva del Homo sapiens. Se darán más detalles sobre estos rasgos en las secciones dedicadas a los homínidos.
Durante mucho tiempo, los paleoantropólogos pensaron que los cerebros grandes eran el primer rasgo distintivo para convertirse en humanos; sin embargo, las investigaciones del siglo XX demostraron que el bipedismo, o caminar erguido, era el primer rasgo morfológico en el camino hacia la humanidad. El bipedismo humano difiere del bipedismo practicado por otros primates en que es habitual. En otras palabras, es la forma principal de desplazarse. Otros primates practican el bipedismo facultativo, que es una forma temporal de locomoción bípeda, por ejemplo, primates como los chimpancés pueden caminar bípedos mientras llevan algo en las manos. Otros pocos animales son bípedos habituales, por ejemplo, las aves y los canguros.
Evolución humana alternativa
La evolución humana es el proceso evolutivo dentro de la historia de los primates que condujo a la aparición del Homo sapiens como especie diferenciada de la familia de los homínidos, que incluye a todos los grandes simios. Este proceso implicó el desarrollo gradual de rasgos como el bipedismo humano, la destreza y el lenguaje complejo,[1] así como el mestizaje con otros homínidos (una tribu de la subfamilia de los homínidos africanos),[2] lo que indica que la evolución humana no fue lineal, sino entretejida[3][4][5][6] El estudio de la evolución humana implica varias disciplinas científicas, como la antropología física y evolutiva, la paleontología y la genética[7][8].
Los primates se separaron de otros mamíferos hace unos 85 millones de años (mia), en el Cretácico Superior, y sus primeros fósiles aparecieron hace más de 55 mia, durante el Paleoceno[9]. Los primates produjeron clados sucesivos que condujeron a la superfamilia de los simios, que dio lugar a las familias de los homínidos y los gibones; éstas divergieron hace unos 15-20 mia. Los homínidos africanos y asiáticos (incluidos los orangutanes) divergieron unos 14 mya. Los homínidos (incluidas las subtribus australopitecina y panina) se separaron de la tribu gorillini (gorilas) entre 8-9 mya; los australopitecinos (incluidos los antepasados bípedos extintos de los humanos) se separaron del género pan (que contiene chimpancés y bonobos) hace 4-7 mya.[10] El género Homo se evidencia por la aparición del H. habilis hace más de 2 mya,[a] mientras que los humanos anatómicamente modernos surgieron en África hace aproximadamente 300.000 años.
Árbol de la evolución humana
Es un momento apasionante para estudiar la evolución humana. Intrigantes descubrimientos fósiles y arqueológicos, combinados con técnicas innovadoras e investigaciones sobre el ADN, están transformando la comprensión que los científicos tienen de nuestro antiguo pasado.
Los científicos del Museo están a la vanguardia de la investigación sobre la migración, las características y las capacidades de estos primitivos parientes humanos, así como sobre el origen y el desarrollo cultural de nuestra especie, el Homo sapiens.
Siga la evolución de los humanos desde que nuestro linaje se separó del de los chimpancés, explore lo que tenemos en común con nuestros antiguos parientes y descubra investigaciones que están ayudando a responder preguntas sobre nuestro pasado y nuestro futuro.
Cronología de la evolución humana
El estudio de la evolución de la especie humana puede ayudar a comprender la violencia, la agresividad y el miedo que nos rodean hoy en día. Los humanos han evolucionado como seres sociales, empáticos, colaboradores y altruistas en pequeños grupos que comparten identidades comunes. Al mismo tiempo, el miedo a los extraños se ha incorporado a nuestros sistemas, lo que influye en la forma en que percibimos los acontecimientos y las personas, incluida la manera en que reaccionamos ante la afluencia de recién llegados a nuestros países. Seguimos atrapados en el “pensamiento de grupo pequeño”. La cuestión que se nos plantea hoy es cómo podemos ampliar esta mentalidad de grupo pequeño más allá de las fronteras para superar el miedo a los extraños que puede conducir a la agresión y la violencia, para cerrar la brecha de la hostilidad.
Contrariamente a lo que suele pensarse, la “supervivencia del más fuerte” de Darwin no consiste en “la supervivencia del más fuerte”. Se trata de aquellos cuyo acervo genético es capaz de adaptarse a un entorno natural cambiante y, al mismo tiempo, interactuar con genes preexistentes para dejar una descendencia mejor adaptada a su entorno. Así pues, son estos dos componentes y su interacción los que conducen a la “supervivencia del más fuerte”.