Reserva Nacional del Puente de Bering
El relato de la historia aborigen en Canadá suele comenzar con un análisis de las rutas de migración humana hacia América, lo que refleja la antigua percepción errónea que tenían los europeos de que las sociedades aborígenes eran primitivas, normalmente migratorias, y que era poco probable que hubieran estado en América mucho tiempo antes del siglo XV. Esta percepción errónea, por supuesto, sirvió muy bien a los imperios europeos en las Américas porque justificaba la desposesión de los pueblos nativos de sus tierras.
La ocupación humana de las Américas es en sí misma una historia complicada. Sin embargo, existe un acuerdo general entre los estudiosos de que los homínidos modernos estaban por aquí entre 12.000 y 14.000 años antes de la Era Presente (ECP).
Existen varios sistemas y convenciones de datación utilizados por los historiadores. El más utilizado en Europa y el hemisferio occidental se basa en el sistema de datación cristiano, que marca los años a partir del año del nacimiento de Cristo: AC, que significa “antes de Cristo” y AD, que significa anno domini, o “en el año de nuestro Señor”.
Revolución americana
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Hace más de cuatrocientos años, los europeos querían establecer colonias en el Nuevo Mundo. Para ellos, el Nuevo Mundo significaba los actuales continentes de América del Norte y del Sur. Sir Walter Raleigh, un aventurero caballero inglés, envió un grupo de hombres a explorar el Nuevo Mundo. Una expedición posterior estableció un asentamiento en la isla de Roanoke, en la costa de Carolina del Norte. En 1586, tras soportar las penurias del invierno, la falta de alimentos y las desavenencias con los indios, los supervivientes de esta colonia regresaron a Inglaterra con Sir Francis Drake. Entonces Raleigh decidió enviar un segundo grupo de colonos. El 26 de abril de 1587, una pequeña flota zarpó de Inglaterra con la esperanza de establecer el primer asentamiento inglés permanente en el Nuevo Mundo.
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Nota del editor: Esta es una versión abreviada del ensayo publicado posteriormente en la colección de ensayos de Turner, The Frontier in American History (1920). Este texto se acerca más a la versión original pronunciada en la reunión de 1893 de la Asociación Histórica Americana en Chicago, publicada en Annual Report of the American Historical Association, 1893, pp. 197-227.
En un reciente boletín del Superintendente del Censo para 1890 aparecen estas significativas palabras: “Hasta 1880 inclusive, el país tenía una frontera de asentamiento, pero en la actualidad la zona no colonizada se ha visto tan dividida por asentamientos aislados que difícilmente puede decirse que exista una línea fronteriza. En la discusión de su extensión, su movimiento hacia el oeste, etc., no puede, por lo tanto, tener ya un lugar en los informes del censo.” Esta breve declaración oficial marca el final de un gran movimiento histórico. Hasta nuestros días, la historia americana ha sido en gran medida la historia de la colonización del Gran Oeste. La existencia de una zona de tierras libres, su continuo retroceso y el avance de la colonización americana hacia el oeste explican el desarrollo americano.
Cronología de la colonización de América
El continente norteamericano ha estado habitado por el hombre desde hace al menos 16.500 años. Ya en el siglo XVI, los primeros colonos y pensadores europeos se interesaron por descubrir cómo habían llegado los humanos a poblar América del Norte y del Sur. Una teoría sugería la migración de los nórdicos a través de Groenlandia hacia Norteamérica. Otra teoría proponía la isla de la Atlántida como origen de la vida humana en el Nuevo Mundo. Otra idea proponía que los habitantes se habían generado a partir del barro. Sin embargo, a principios del siglo XIX, científicos y teóricos empezaron a hablar de la posibilidad de un puente terrestre que se hubiera extendido entre Asia y Norteamérica hace miles de años. La teoría de un puente terrestre ha alimentado la imaginación de exploradores y científicos durante siglos.
En 1590, el misionero español Fray José de Acosta redactó el primer documento escrito que sugería la existencia de un puente terrestre entre Asia y Norteamérica. La cuestión de cómo emigró la gente al Nuevo Mundo era un tema ampliamente debatido entre los pensadores y teóricos de su época. Acosta rechazó muchas de las teorías propuestas por sus contemporáneos. En cambio, creía que los cazadores procedentes de Asia habían cruzado a América del Norte a través de un puente terrestre o estrecho situado muy al norte. Creía que el puente terrestre seguía existiendo en su época.